"Lo más importante es ayudar, no interesa la edad o el problema. Cada situación en sí es muy especial, así que debemos enfrentarla con fortaleza y determinación. Cuando luchas, en la vida siempre hay una recompensa."
Miembro del equipo profesional de FAMILIA
Cuando Susana necesita fortaleza, la busca en su interior. "Los acompañantes debemos ser fuertes y estar siempre dispuestos a colaborar. Para mí, esa energía está dentro de uno. Hay que encontrarla y saberla compartir", asegura.
Ante cada situación intenta adaptarse y para eso, su experiencia es clave a la hora de actuar. Siente que su rol es mucho más que un trabajo: "Nuestra misión es hacer que las personas y sus familias tengan esperanza para salir adelante, cualquiera sea su enfermedad, porque la mente y las emociones pueden influir en las dolencias físicas. La mente fortalece al organismo y puede influir sobre él."
A veces, se trata de una persona mayor. Otras veces, de mediana edad. En una ocasión acompañó a una madre con su bebé, en el área de maternidad. "Esa experiencia fue divina. La madre estaba pasando un momento muy especial y era primeriza. Recién habían pasado ocho horas desde el parto. Entonces, ahí estuve brindándole todo mi apoyo, recuerda.
Pasa el tiempo y hay vivencias que Susana asegura no se olvidan. "El otro día me encontré con una señora y me dijo: '¿te acordás cuando estaba internada y me peinabas secándome el pelo?´ Yo me alegré mucho de verla. Es muy gratificante cuando pasan esas cosas".
"Después de toda lucha siempre viene una recompensa, pequeña o grande, no importa, pero es así, una ley de la vida. Obviamente, no es bueno hacerlo esperando esa respuesta... Pero en la vida todo gira y las buenas acciones que van... vuelven. Lo que das, recibes y si uno hace las cosas bien, siempre vuelven buenas cosas".