"Para ser acompañante hay que tener destrezas y conocimientos especiales pero sobre todo, carisma y vocación de servicio".
Miembro del equipo profesional de FAMILIA
Cuando Laritza Alarcón se fue de Cuba el primer destino fue Trinidad y Tobago, frente al continente sudamericano. En su isla natal quedó toda su familia esperando buenas noticias. Después de unos días y por problemas migratorios continuó viaje por la amazonia brasilera, cruzando fronteras hasta llegar a Montevideo. "Las referencias que tenía de Uruguay eran muy buenas por una amiga que tenía de aquí y con la que, durante muchos años, nos escribimos contándonos cosas de nuestra vida".
Laritza es licenciada en Comunicación Social y siempre le gustó trabajar con los adultos mayores. "Como lo mío tiene que ver con la comunidad y las relaciones interpersonales, tuve la oportunidad de ingresar al equipo profesional de FAMILIA Acompañantes. Fui capacitada especialmente en el manejo asistencial y desde entonces he tenido experiencias muy buenas. Me gusta y hasta ahora me ha ido muy bien".
A su entender, para ser acompañante hay que tener destrezas y conocimientos especiales pero sobre todo, carisma y vocación de servicio. "Hasta ahora me ha ido muy bien, pero a veces tengo problemas por la forma de hablar", dice muy divertida. "Los cubanos hablamos rápido y por momentos me olvido, acelero y en la cara del que me escucha me doy cuenta de que me pasé con la velocidad, entonces pido disculpas y vuelvo a empezar.
"Poco a poco estoy acostumbrándome... ¡hasta digo ´ta espontáneamente! ", reconoce con buen humor. "Eso se pega, el uruguayo para mí tiene un carácter amigable. Yo puedo decir que hice amigos uruguayos en esta ciudad y eso es muy bueno. Amistad es una palabra muy fuerte pero yo puedo decirlo con orgullo."