Después de una larga convalecencia Anabel Garmendia volvió a su hogar. Desde el inicio de su historia clínica coordinó con FAMILIA Acompañantes: "Tuve la suerte de ser asistida por personas maravillosas y eso me ayudó".
Socia de FAMILIA Acompañantes y de la Asociación Española
Cuando Anabel habla de sus nietos su voz se llena de emoción. Según ella son la razón para levantarse cada mañana con esperanzas. La familia siempre fue su sostén y ahora más que nunca, desde que fue sometida a sucesivas intervenciones traumatológicas desde mayo de 2018. Hace unas semanas recibió el alta pero sigue bajo vigilancia en internación domiciliaria.
Desde el inició de su historia clínica recibió los cuidados del equipo profesional de FAMILIA Acompañantes: "No tengo palabras para calificar la excelencia", reconoce muy agradecida. "Todas las cuidadoras fueron atentas, siempre pendientes de que me sintiera bien y cuando me veían deprimida me daban ánimo".
Anabel es odontóloga y pese a que ya está retirada, conoce y mantiene activo el vínculo con colegas médicos que le dan consejo sobre su tratamiento y ánimo. "Todo va... todo vuelve... y con esa manera de pensar estoy decidida a salir adelante, pensando en mis nietos y en lo mucho que todavía tengo para ofrecer."
Su pasado refleja su espíritu superador. Tiene tres hijas mujeres; cuando la tercera cumplió un año su esposo falleció. En ese momento todavía le faltaban dos años de estudio para recibir su título universitario. Con mucho sacrificio y aceptando la ayuda de sus padres, abuela y tíos terminó. "En ese entonces casi no dormía de noche porque el tiempo no me rendía, pero me recibí" recuerda. "Empecé a trabajar aquí en Montevideo y un día me volví a casar con un ciudadano español; con él migramos al norte de España -en Asturias- revalidé mi título y seguí ejerciendo durante muchos años hasta que me jubilé".
Cuando por fin estuvo libre en el trabajo, Anabel cerró sus temas pendientes en Europa y regresó a Uruguay. Se mudó en 2010 al mismo edificio donde vivía su madre para poder estar cerca de ella. "Allá quedó mi hija mayor de 45 años que está casada con un español y mi nieto de 25 años que es un sol, estudia Electrónica y además es un excelente deportista."
En Montevideo vive el resto de sus familiares: su hija del medio, de profesión contadora y madre de dos nietos (un varón de 13 y una nena de 2 años) y finalmente la menor, que es diseñadora gráfica y artista plástica... con su nieta de 18 años.
Anabel reconoce haber asimilado lecciones muy importantes, después de las complicaciones médicas que tuvo: desarrollar la paciencia, disfrutar del día a día, reconocer y valorar lo esencial de lo pasajero. "Mis tres hijas son mujeres valientes, profesionales capaces y excelentes madres. Mi familia es fuerte y en lo que a mí me corresponde, voy a seguir peleando hasta el final. Siempre fui muy luchadora porque quería demostrarle a mis hijas que con sacrificio todo se puede... y viéndolas me doy cuenta que el esfuerzo valió la pena."